Nuevo año, cambio de ciclo, tiempo de yoga
12/25/2019
El solsticio de invierno es un evento astronómico que viene definido por una determinada posición de la tierra con respecto al sol. Digamos que este es un resumen bastante básico de la definición que nos da la wikipedia pero que nos permite avanzar en el tema que trata este post sin entrar en grandes complejidades. El solsticio de invierno marca el comienzo del invierno en el hemisferio norte, así como el punto de inflexión con la noche más larga del año. A partir de ahí las horas de luz empiezan a alargarse y las de oscuridad a acortarse.
En la actualidad vivimos bastante desconectados de los ciclos naturales porque las comodidades de la vida moderna hacen que seamos cada vez menos dependientes de los cambios. Sin embargo las estaciones han marcado el modo de vida de civilizaciones durante años, y aún a día de hoy, podemos observar su influencia en la naturaleza. En invierno la mayoría de las especies vegetales esperan, y en el interior de los bosques, en cuevas y madrigueras, dormitan decenas de especies animales que aguardan tiempos más cálidos.
Conectar con los ciclos estacionales es conectar con nuestra esencia más natural. El invierno es tiempo de recogimiento. Tiempo para estar en casa, tiempo para el descanso, tiempo para la interiorización y la intimidad. Se unen a esto la celebración de la Navidad, fiestas que invitan a pasar más tiempo en familia, y el cambio de año, época que llama a la reflexión, el balance y el agradecimiento sobre lo acontecido en los últimos doce meses. Agradecimiento tanto de lo bueno como de lo malo, pero especialmente de lo malo, porque esto último es lo que más nos hace aprender y evolucionar.
¿Cómo nos acompaña el Yoga en este periodo invernal? Ya de por sí el Hatha yoga favorece la conexión con uno mismo. En el Hatha, las asanas tienen una trascendencia en el viaje a los adentros, en la interiorización en uno mismo. Existe, entre los distintos grupos de asanas, una familia que es especialmente relevante para este propósito del que hablamos hoy. Se trata de las flexiones hacia delante. Esta familia inspira la interiorización y tranquiliza la mente. Según flexionamos nuestro cuerpo hacia delante, nuestra conciencia se vuelve hacia el interior, mirando dentro para encontrar la quietud de nuestro centro. Según aprendemos a rendirnos y soltarnos en ese regreso podemos recuperarnos de todo aquello que acontece en nuestro ajetreo diario refugiándonos en la auto reflexión.
Muchas personas comienzan a practicar yoga pensando que el día en que lleguen a tocarse los dedos de los pies estarán, por fin, haciendo realmente yoga o un buen yoga. En realidad poco importa cuánto puedes flexionarte hacia delante. Independientemente de dónde se encuentre el punto de resistencia, ese es el lugar, tu lugar, donde tienes la oportunidad de aprender y crecer. Esa oportunidad existe independientemente de que tengas la flexibilidad de una tabla o de un gimnasta. Si puedes “encontrarte” contigo mismo justo en el lugar y momento en el que estás en ese preciso instante, en vez de mirar más allá de ti, hacia ese otro sitio en el que te gustaría estar, entonces estarás saboreando los verdaderos frutos del yoga. Para esto se necesita constancia y compasión.
Estas posturas de flexión se denominan también asanas lunares, porque conectan más con ese tipo de energía. La energia Ida, tiene que ver con el sistema nervioso parasimpático responsable de la relajación del organismo, por eso tienen efecto calmante y restaurativo en el cuerpo y en la mente.
A nivel físico las posturas de flexión hacia delante sueltan todos los músculos de la parte posterior del cuerpo: los isquiotibiales y los músculos de la columna vertebral. También ayudan al corazón a descansar. Cuando hagas flexiones hacia delante, extensiones hacia atrás o torsiones, percibe que al traer de vuelta la espalda a una posición neutral, los órganos internos reciben un masaje gracias a la acción de compresión y descompresión que se produce como resultado de contraer y soltar los órganos. Puedes imaginar ese efecto como si de una esponja se tratase. Esto favorece la eliminación de toxinas, de forma que así nutrimos esas “centrales de energía” que son nuestros órganos.
Algunas posturas de flexión adelante que puedes practicar son:
- Paschimottanasana
- Janu sirsasana
- Uttanasana
Al practicarlas, lleva la atención a la respiración, sintiendo el movimiento del abdomen. Al flexionarte hacia delante hazlo siempre desde la articulación de la cadera ( no redondeando la espalda). Permite que los músculos de las piernas se alarguen y que los glúteos cedan y, conectando con el baile suave de la respiración permite que la musculatura vaya cediendo. Con ayuda de la espiración, flexiónate un poquito más hacia delante sin forzar. Procura mantener la espalda larga, sin redondearla. Evita la tensión.



“En lo más profundo del invierno,
finalmente aprendí que dentro de mi
se encuentra un invencible verano”
Albert Camus
¡Feliz invierno!
Penélope Los Arcos